Not known Details About poder de la palabra
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Por otro lado, la Biblia nos advierte sobre el poder destructivo de las palabras. En Proverbios twelve:eighteen, se nos dice: «Hay quienes hablan como estocadas de espada, pero la lengua de los sabios es medicina».
La Palabra de Dios es más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra profundamente en nuestras almas, discerniendo nuestros pensamientos e intenciones. Nos desafía a vivir según la voluntad de Dios, animándonos a caminar en el camino de la verdad y el amor.
El apóstol Pablo escribió: "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes" (Efesios four:29). La palabra griega traducida como "corrompida" significa "podrido" o "sucio" y originalmente hacía referencia a las frutas y verduras podridas.
La fuerza de las palabras es tal, que no son necesarias demasiadas para causar una profunda alegría o una honda tristeza. Muchas veces basta una frase que valide una emoción que sentimos o un párrafo corto que ataque nuestro punto más débil.
Así como nuestras palabras pueden tener un impacto positivo en los demás, también pueden causar un daño significativo. Las palabras ofensivas y vulgares pueden herir profundamente a las personas y afectar su autoestima y confianza.
En Lucas six:forty five, Jesús nos dice que «de la abundancia del corazón habla la boca». Esto significa que nuestras palabras son un reflejo de lo que hay en nuestro corazón.
Como cristianos, debemos utilizar nuestras palabras como un instrumento del amor y la gracia de Dios. Tenemos la responsabilidad de comunicar el amor de Dios a los demás, de ser portadores de buenas noticias en un mundo lleno de dolor y sufrimiento. Debemos usar nuestras palabras para alentar, consolar y brindar apoyo a aquellos que nos rodean.
De hecho, hemos sido capaces de crear algunas de las palabras más bonitas del mundo para hablar de aquello que nos agrada: belleza, amistad, solidaridad o los encantos que nos rodean.
Al ponerse en el lugar de los demás y considerar sus sentimientos, podemos elegir palabras que sean edificantes y alentadoras.
Cuando aprendemos a hablar palabras de amor, aliento y compasión hacia los demás, estamos reflejando el amor de Dios en nosotros. Debemos recordar que nuestras palabras pueden tener un impacto duradero en la vida de las personas, por lo que debemos usarlas con cuidado y responsabilidad.
Nuestro testimonio será evidente en la forma en que hablamos y tratamos a los demás. Nuestras palabras pueden ser una herramienta poderosa para compartir el amor de Dios y para animar a otros a buscar una relación con él.
El poder de nuestras palabras es innegable. Tenemos la responsabilidad de utilizar nuestras palabras sabiamente, reconociendo que tienen el poder de influir en los pensamientos y acciones de las personas.
En lugar de criticar o juzgar, debemos buscar formas de animar y apoyar a los demás con nuestras palabras. Romanos 14:19 nos insta a «seguir lo que poder de la palabra contribuye a la paz y a la mutua edificación». Esto implica que nuestras palabras deben promover la armonía y la unidad entre las personas.
Cada aspecto de la creación es un testimonio tangible de la capacidad transformadora de la Palabra de Dios.